Saturday, April 23, 2005



Jeniffer Moore

Escritora argentina que reside actualmente en Estados Unidos. Publicó el poemario Escritos de amor y otras soledades (2005) en Pontevedra, España y puede adquirirlo comunicándose via www.eltallerdelpoeta.com
Publica su obra en www.sanesociety.org y en www.poetario.blogspot.com
Contacto: jeniffermoore@yahoo.com


Saturday, April 16, 2005

EN SU TINTA

Es tu sazón la que penetra y llega
al único lugar que aún yace vivo
de este manantial que fuera lluvia
torrente desbordado
loco río.
Esa frugal comezón en la piel fría
el sinnúmero de versos que salpican
un verano de urgencias
tu medida
luego el beso del viento
en las hogueras
la Palabra en su tinta y este incendio
de ángeles y diablos en la lengua.
Somos dos
que logramos perpetrarnos
a riesgo propio
en la orilla vulnerable de la espera.

JENIFFER MOORE

DONDE ESTAS

Aquí, al borde mismo
del espanto
con el índice extendido hacia la llaga
sin comprender el infinito
sin saber
la anchurosa dimensión
de lo que sientes.

Sin embargo,
amanece la injusticia y veo
a mi pueblo llevando en su cabeza
un pañuelo de gracia.
Dónde estás
esas bocas repiten
Dónde estás
por respuesta reciben.

Cada cual que se busca, se encuentra
alguna vez, en cualquier día.
Bastará que recoja su mano
de revolver la herida.

JENIFFER MOORE

LIBELULA CELESTE

Casi medio siglo
de andar sobre la tierra
y aún no he criado alas como las aves
ni púas que me defiendan.
No me arrastré sobre el pecho entre la hierba
ni tuve parte entre los carroñeros del alma.
Viví todos mis años junto a un sauce
lamiendo las orillas de este río,
aletargada la lengua al sol de Enero
encaramada a Agosto, con uñas y serpientes,
olvidando las ofensas de las estaciones
para poder mirar de frente los ojos de Diciembre.
Casi medio siglo sin recostar la cabeza
porque Febrero me quitó la cama
y la quemó con un canto de rituales antiguos
para verme dormir sobre una piedra.
Y sin embargo, nunca el insomnio me zumbó al oído
aún cuando vino Junio, bramando humo y muerte.
Llegué a Octubre muchas veces
y bajo el mismo sauce encendí penas y fuego.
Marzo me sorprendió llorando, hasta la última hora,
y cada vez que lo enfrenté, guardé una herida,
Pero la vida junto al río, sana,
y llevé una docena de llagas hasta Noviembre
que me esperó en el mismo lugar, para abrazarme.
Nunca supe por qué Mayo estaba tan lejos
hasta que me perdí en sus veintidós laberintos
de los que nunca quise salir.
Septiembre me desconoció porque vivía
ajeno a la quietud asombrosa de sus tardes,
y le dejó a Julio un camino de velas encendidas
por donde aún nacen libélulas celestes.
Casi medio siglo
de andar sobre la tierra
y aún vivo descalza
porque Abril nunca me avisa cuándo llega,
y cada vez que partimos, voy perdiendo zapatos y certezas
aunque el sauce y el río van conmigo.

SUEÑOS

Si volara a ras de toda hierba,
si supiera
trepar a ojos cerrados
ese escalón apócrifo.
Entonces
me pondría un nombre
tacones azules
par de alas,
abreviaría en hojas todo el árbol
respondiendo a ese monte luminoso
que me llama insistente
cada noche.

JENIFFER MOORE

Y NO SERE YO

Tus ojos marinos, ventanales
de cielo y horizonte, de palabras
que huyeron de su sino,
melodiosos y serenos, vienen
a invadir la piel, de pájaros y trinos.
Tus ojos tienen alas, pies y manos
devorando millas y silencios,
(y aún no sé qué dicen cuando besan).
Tus ojos me navegan, capitanes
cabalgan estos montes florecidos,
por mis grutas descansan, cuando quieren.
Y no seré yo quien los detenga
ni el murmullo confundido de mis aguas,
ni siquiera el candil de alguna estrella
que olvidó apagarse en la mañana.
Y no seré yo quien apresure
la caricia marina que resbala
por mis cumbres de plata y abedules.

JENIFFER MOORE

VERSOS SIN AMARRAS


Algunos de estos VERSOS SIN AMARRAS, estuvieron atados largo tiempo a la oscuridad de los cuadernos, habrá que perdonarles cierto descaro por su falta de roce social. Sin embargo, ellos se han encontrado a sí mismos en tanta mirada anónima que habita las estaciones.



Me desperté pensando en ti
y fui hacia la luz de un verso oculto
a encontrar tu sonido
en las cuerdas heladas de la noche.
Me cubri de tu dulce compañía
sin sombras, sin mañana
y en el lenguaje universal de la piel,
en la cultura inequívoca de los sentidos
puse mi boca otra vez sobre el papel
para besar hasta el fondo
tus palabras.


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Que puede haber más sutil
y más distante
que los cuernos de plata de esta luna
fría, vieja y solitaria,
sin embargo la veo y me estremezco
de luz, de fuego, de versos y nostalgia.



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Y hubo dos llamaradas, dos edades
dos círculos que nunca se encontraron,
una lengua de hiel, otra de encanto
y la misma ansiedad incontrolada.
Hubo cierta razón, tal vez perdida
en aquella verdad que se pintaron
el venía de ciento treinta guerras no ganadas,
ella estaba perdiendo su batalla.
Y hubo aún otro sol donde olvidaron
y otra lluvia, otro invierno, otras mareas,
ella supo que era Abril, él, Primavera
la confusa estación en que se amaron.

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Pudiste pensar y desististe
del agobio infernal de andar muriendo
atado a una alforja de vocablos,
silencios e impiedades
suspiros de lunes por la noche
y una taza de café, sin luces.
Pudiste pensar y desististe
al oír el ruido de esos cascos
todo lomo, viento y crines
(que ironía!)
tan veloces, tan fuertes, tan sublimes,
imposible de huir o de alcanzarlos.

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A elegir! que se acaban los azules,
ya no hay grano de arena repartido,
a elegir de dos, uno
de tres, cuatro
de una sonrisa ecuánime, un sortilegio
que dure intacto hasta la mañana.
A elegir! que llega el tiempo de tormentas
de cubrirse los pies, llorar en calma,
no es necesario hacerlo a todas voces
podemos elegir, sin que nos oigan.

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No sabía vivir y si lo supo
no quiso verlo con ojos de conciencia
_Nadie sabe_ se dijo, en el camino
y prosiguió cantando bajo un verso.
Al paso tropezó, y en esa piedra
lo esperaba una zarza, todo espino,
calculó la distancia contra el fuego
se quitó los zapatos en un beso
y consumió la noche, como el vino.

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JENIFFER MOORE



MADRES MURMURANTES

Mira lo que hemos hecho
con nuestros brazos boas
nuestros silencios italianos
y las luces de Hispania,
parimos astucia, gen criollo
viril omnipotencia.
Ellos arrastran ahora
cadenas de atajos
grilletes de injusticia
y cantan sus loas al ombligo.
Mira lo que hemos hecho
nosotras, las anónimas
amamantamos hasta la indecencia,
protegimos sus espaldas
de ideas inclementes
y los que parimos en deshechos hospitales
nunca crecieron bajo sol de pampas.
Mira lo que hemos hecho
en todas las plazas
y en todos los mayos:
tangueros bilingües
con violines de seda,
piqueteros asombrosos
disertantes del olvido,
una masa anecdótica de lo sublime
que ama las barbas y las botas
abrazada a un farol, de madrugada.
Mira lo que hemos hecho,
nosotras, las madres murmurantes:
con restos de tapas y hojas sepias
ollas ardientes
calentamos un caldo de indolencias
mitigamos el hambre con canciones.
Más, a la hora cuando canta el gallo
y la tierra, en rocío se dispone
a abrir su vientre argentino,
mira lo que hemos hecho:
limamos la reja del arado, la lustramos
le pusimos marco de estrellas
la colgamos
y hasta hoy nos refleja
cual espejo.

JENIFFER MOORE

IN MEMORIAM

Todo viene hacia mí
todo se aleja
el mar es como los brazos de la vida,
cuerpo de espumas que se quiebran
en él soy hija que regresa.
El pescador lejano, como un faro
señala rumbos de nostalgia
y una estrella de plata
entre los peces del recuerdo.
Y yo no soy, no vine casi, pero veo
una muchedumbre que me nada
a brazo abierto por mis venas.
Serán las voces que durmieron
en un grito de exilio
y no besaron
esta arena de orilla que los nombra.
Yo los espero en medio de los días
mi memoria, la de todos, es una isla
un puente, una luz, el agua dulce
último sorbo de café envejecido
que sus manos guardaban.
Yo me hago roca que está cerca
y atrapo sus pies de libertad salvaje.
soy un buje nuevo que los salva
la oración desesperada de sus madres.
Es este sol, en el vapor del día
yo los veo,
cantan abrazados a las olas
miles de hombres, de árboles, de Patria
y van llegando
devueltos por el mar verde y sereno
a los pies del manglar, que aún los llora.

JENIFFER MOORE

PAN Y DESEO

Hay que elegir de dos colores
el que brille y se mueva
entre los pechos
como lagarto que huye
y no se esconde
regresando insaciable.
Hay que partir pan y deseo
morder una manzana
alguna noche
sentarse en el borde de la luna
sin zapatos
sin horarios.
Y sucumbir a todo aquello
debajo de la piel,
desenrollarlo
lloverlo de ansia y fuerza
repetirlo
subir una escalera suspendida
sin descansos
sin reproches
ni adversarios.
Sólo cuerpo contra beso
derribados
sobre un manto de luz
que siempre arde.

JENIFFER MOORE

DE ELLOS NO DICEN

En homenaje a los miles de balseros cubanos que han muerto en el mar por alcanzar la libertad durante la dictadura castrista.

De ellos no dicen
no escriben, no cantan.
No hacen silencio por ellos
no buscan las causas
no saben, no quieren.
A veces el mundo
es un avestruz redondo
que esconde la testa, cobarde.

Por ellos nadie implora
rosarios, novenas
no claman los vientos
no habitan los libros, ni el cine
no pintan sus gritos,
no los reconocen.

Es que este holocausto
no es tan horroroso,
que el mundo se calla
no habla, lo esquiva?
O tal vez no sean ellos
muertos como aquellos,
quizás los tiburones
no muerdan como el fuego
de los hornos nazis.
Puede que estos miles
al mar empujados
no sean tan dignos
de ser defendidos.

Que extraña venda
de impiedad te ciega
si fuiste ramera,
comprada, vendida
y tu piel conoce
la marca de un amo.
Serán estos muertos de agua
de impune silencio vestidos
los que un día se alojen
en tus catedrales
visiten tus plazas,
tus ríos, tus montes
duerman en tus cementerios
para que al fin, los veas
les hagas silencio, los honres,
condenes
con pluma, con alma, con canto
la sangre vertida de miles,
tan muertos, tan libres.

JENIFFER MOORE

MALFATI

A la pintora argentina Marisa Scafatti , entrañable amiga desde los años de la adolescencia.




MALFATI


Alma de gitana y pies con alas
mujer al viento,
otoño, sin hojas que claudiquen.
Tejen muros tus días
hija furtiva de todas las sorpresas,
culpable de amor y de talento.
No cabes en la prensa sutil de los horarios.
Una y otra vez has escapado
de algún moderno Judas
sin monedas
sacudiendo tristezas y sandalias.
Quién podrá comprender
la inmensidad de tu desierto anónimo
y tardío?
Quién podrá acompañar
la itálica armonía de tu vuelo?
Quién, sino aquel que como tú se vista
de arena y mar, de sal y de arcoiris.


JENIFFER MOORE