Tuesday, March 21, 2006

POESIA



Aunque haya perdido y ya no encuentre

la llave de la risa

el caminar pausado de una garza al sol de mediodía,

y los granos sean escasos

en el campo y en la criba.

Aunque el viento se haya ahogado lentamente

en su carrera feroz y vuelva solo

sin un pájaro montado en sus espaldas.

Aunque llueva cien veces hielo y fuego

en el mismo lugar donde camino

y no me entere

si la flor sobrevivió desnuda,

si la corteza fue el abrigo suficiente

y si la noche estrelló de pronto

su faz inexplicable.

Sé que la voz de la Palabra vive

y sigue así, incondicional y bella

mostrándose en la gastada piel de un lápiz terco,

en los ojos húmedos de estío y miel,

lamiendo heridas de todas las edades

de todas las lenguas,

ignorando como siempre, el oro, las barbas y las botas

muriendo en cada pueblo desangrado

y renaciendo en ojos que perdonan,

con la única ambición desmesurada

de inundarnos de luz

hasta que veamos, al fin, en su belleza.

JENIFFER MOORE

El verso que lleva mi sangre

Y el horizonte
en avidez nocturna abre su mano
y la bandada te alcanza con el verso
que lleva mi sangre.
Bébelo despacio, deja que caiga
en cada hueco sin aves,
entorna los ojos cual si fuera brisa
desvistiendo palomas en la tarde. Y déjalo llover
desmesurado, loco, por cada azote
mi espuma,
que su alegría sabe levantarse
darte luna
creer sin importarle cuánto vales
o si la tarde se acaba.

JENIFFER MOORE


Sunshine - Oleo sobre canvas - 2005

Marisa Scafatti (Argentina)

e-mail. fatpucky@hotmail.com

Tuesday, March 14, 2006

CICLOS

Como caballo de hojas y madera

atado a estos campos infinitos

su tronco oscuro de áspera estatura

no pregunta porqué está tan quieto.

Una hilera de esbeltos comensales

se asienta en cada rama y las adorna.

Hojas, trino, luminosidad del día

se cuela el viento suavemente y huye.

Hay una ceremonia inagotable en sus alturas

en los nidos ocultos, en las aves que llegan.

El mundo calla y se sostiene unido

a un terrón perdido de estas pampas,

puro canto y verdor, brisa y estío

necesidad de ser otra vez, una semilla.

JENIFFER MOORE