Cierra los ojos y viaja conmigo
bajo los acordes inefables de este piano
que desgrana para ti su melodía.
Que resbale por tu piel
la blanca espuma de sus notas
música que abraza tus oídos
y cae, inexorable
por tu cuerpo que vuela.
Porque eso somos
sobre este terrón de sacrificios:
soledad sobrevolando
los rumbos de un poema casi escrito
en la lengua y en el miedo.
Y hasta que llegue la hora de las estrellas
déjate llevar, idea y carne
en la danza sublime del que sueña.