Dedicado a Pilar Sala, pintora argentina de arte naif.
Tengo que llegar al bosque claro
de verdes infinitos
cuyo algodón renace en cada letra,
hundirme
en la alquimia encantada de sus copas.
Tengo que saltar al borde inmaculado
de sus hojas sin prisa y sin tormentas,
enlazarme al descanso de sus lomos
al candor asomando en sus raíces.
Y esa luna panzona y perezoza
que se arrastra en la noche, abrigando
pureza y gratitud,
elocuencia gentil de tus pinceles.
He dejado una aljaba en el sendero
que acaba en el pueblo diminuto
ese, de techos rojos y arboleda
sembrada de violetas.
He plantado una mano extendida
que bebe del paisaje y cruza
hasta tu puerta de azules y saluda
a la aldeana feliz bordando luna.
JENIFFER MOORE
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