Raíz a la que temo
de la cual huyo
como si fuera otra forma de decir
quién vive.
Una ficción urdida en el engaño.
La razón inexplicable de los mitos.
Cual holograma principal
la nada fluye
masiva, caminante,
en su vocabulario sin banderas.
Nací y esta lengua de sed fue virgen
de bibliotecas campesinas,
anónima grandeza que hace patria.
Hoy veo tu rostro y me desangro.
Oigo el balbuceo siniestro del no puedo.
El eco mordaz que se resuelve
en una habitación sin aire.
Y crecieron extraños papagayos
por mi pampa de hombrías.
La ingenuidad se arropa desvalida
en las fauces del destierro.
Esa raíz que amo me constriñe,
regurgita en mis venas,
me ignora como sabe hacerlo
con todo lo íntimo y querido.
JENIFFER MOORE
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