Tuesday, February 13, 2007

EXODO MARINO

Sube palabra ante la aparición del día

a la hora en que despiertan los corales.

Arena ilesa,

duermen los peces en la orilla,

duermen el día en que la sed no alcanza

a capturar el azul

corriendo entre las piedras.

Un puñado espeso de versos exiliados

escaparon a la angustia,

se vistieron

de hambre incontenible

y maduraron sin saber adónde iban.

Oh, inmenso, vestido de grandeza!

En la tormenta del espanto,

la luz del ángel resguardó su pecho.

Aún escucho el clamor en las espumas,

la embajada de paz de cien delfines.

Como un saco de huesos desvalidos

fuera de sí, ruina olvidada

traspuso las puertas de las aguas

sin permiso.

Pesó en la balanza cada lágrima.

Fue bautizado y volverá a su seno.

En la costa salitrosa y compañera

señal de pacto inalterable reaparece

a la hora en que duelen las palabras.

Por si tantos soles quemaran

los ojos de la memoria.

JENIFFER MOORE

1 comment:

Daniel O. Requelme said...

Un saco de huesos desvalidos traspuso el puerto prohibido… emotivo fuerte por momentos desolador pero lleno de tierna esperanza.
Muy bueno el poema.

Daniel O. Requelme

www.danielrequelme.com.ar