Todo viene hacia mí
todo se aleja
el mar es como los brazos de la vida,
cuerpo de espumas que se quiebran
en él soy hija que regresa.
El pescador lejano, como un faro
señala rumbos de nostalgia
y una estrella de plata
entre los peces del recuerdo.
Y yo no soy, no vine casi, pero veo
una muchedumbre que me nada
a brazo abierto por mis venas.
Serán las voces que durmieron
en un grito de exilio
y no besaron
esta arena de orilla que los nombra.
Yo los espero en medio de los días
mi memoria, la de todos, es una isla
un puente, una luz, el agua dulce
último sorbo de café envejecido
que sus manos guardaban.
Yo me hago roca que está cerca
y atrapo sus pies de libertad salvaje.
soy un buje nuevo que los salva
la oración desesperada de sus madres.
Es este sol, en el vapor del día
yo los veo,
cantan abrazados a las olas
miles de hombres, de árboles, de Patria
y van llegando
devueltos por el mar verde y sereno
a los pies del manglar, que aún los llora.
JENIFFER MOORE
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