La mañana se abre sin previo disimulo,
de su vientre emplumado le nace un hijo de oro.Yo amo las mañanas de palomas confiadas
y ventanas abiertas.
Como demente busco la claridad sonora
los nidos altos y el devenir del río,
aunque despida en ella un tren sin pasajerosen la oscura estación de los recuerdos.
Mas, la mañana sigue su paso itinerante
vencedora de sombras.
(No entiendo esos afanes de pseudos mensajeros
con su dedo cubriendo la pequeña ventana).
JENIFFER MOORE
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