atado a estos campos infinitos
su tronco oscuro de áspera estatura
no pregunta porqué está tan quieto.
Una hilera de esbeltos comensales
se asienta en cada rama y las adorna.
Hojas, trino, luminosidad del día
se cuela el viento suavemente y huye.
Hay una ceremonia inagotable en sus alturas
en los nidos ocultos, en las aves que llegan.
El mundo calla y se sostiene unido
a un terrón perdido de estas pampas,
puro canto y verdor, brisa y estío
necesidad de ser otra vez, una semilla.
JENIFFER MOORE
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