Sunday, April 09, 2006

Algunas consideraciones sobre la creación artística

Imagen de www.latinhogwarts.com


El acto creativo incluye una primera instancia en la cual el creador aborda intelectual y sensorialmente el mundo circundante en su cotidiano vivir y a través de su particular visión, recoge la experiencia y la retorna en obra poética, guiado por su intuición y dominio del oficio. Se aboca a la ardua y maravillosa tarea de crear y luego deja reposar su obra por algún tiempo.

En una segunda instancia se reencuentra con su creación , reúne todos los elementos, los expande, se nutre y busca semejanzas, antítesis, diferentes modos de decir poéticamente, separa la paja del trigo, la vulgaridad, lo común y la cursilería. Piensa en el receptor por primera vez. Entra y sale de la obra, lucha con ella y llegan a un acuerdo razonable. Sin olvidar sacudir los fanatismos religiosos y políticos que todo tienen que ver con el arte y sin embargo, pueden reducirlo a una mirada recortada y parcial que lo divorcia de su esencia. Por lo tanto, discierne e incluye la cosmovisión del amor universal, aunque haya creado alguna otra forma de lágrima y sangre aún no conocida. Y ésto, lo hace por respeto a su propia humanidad sin la cual su creación traicionaría a la vida misma.

Nadie que no disponga de una saludable autocrítica sale airoso de esta instancia. Los que tienden a enamorarse de sus creaciones y desestiman el uso del hacha para la necesaria poda de ramas extrañas, no llegan a ver el nacimiento del arte de entre sus dedos.

En el tercer momento, luego de un considerable tiempo de reposo, se vuelve a la obra y se la reconoce desde afuera, como lector/ observador ajeno y frente al arte. Simplemente sentir y disfrutar en plenitud unido a la propia creación que ya es distinta de uno mismo.

Sólo después estaremos preparados, en condiciones de editarla y compartirla, entregándola al amor y al desprecio de otros.

JENIFFER MOORE




Saturday, April 08, 2006

ODA MARINA

Fotografía -
Costa de Florida, USA
by Jeniffer Moore










Ojo vigía que nada en las aguas

de claridad temprana, gaviota al sol,

mangles con pies salados, alma de piedra

sombras y letanías a un viejo amor.

Ven, cielo cubriendo tus manos blancas

esta porción de gracia que el mar nos da,

oye, gaviota libre cuando amanece

tenue rumor de espuma, alga y coral.

Pelícano que me miras, vuelve tu ojo

a esa barca labrando surco al pasar,

yo simplemente añoro tus alas anchas,

es detrás de la barca que está tu paz.

Sube marea, sube, mójame el verbo

grato olor a olas mansas me va a sanar

esta herida que vive en mi garganta

esa profusa llaga por tanto amar.

Soy parte indivisa de sal y arenas

roca lisa y callada, isla que va

uno mi canto breve al vuelo del ángel

y llego para abrazarte una vez más.

JENIFFER MOORE


Sunday, April 02, 2006

MIAMI

Miami es una certeza dorada, entre delfines,

lagartos al sol y confiadas palomas.

Limpia, como el ojo cristalino de la mañana.

Es una bella canción ejecutada

por la orquesta magistral de muchas etnias,

la cosecha amarilla de un planeta de girasoles.

Miami sube y baja pedestales

construídos con alas, en el aire

y sangre que llora, envejecida.

Artífice de sus propios desvelos robados al pantano

tiene ojos en todas las ventanas

y manos multiplicadas entre lágrimas.

Suda nostalgia y sueños por los mismos poros

y el águila que la guarda es más que generoso.

Ella ama la causa por la que sus hijos luchan

y no olvida el arco migrante en sus espaldas.

Miami ensancha el muro potente de su pecho

cada vez que Natura sopla en su garganta

la furia de cien trópicos girando.

Luego vuelven, los sueños esparcidos

a madurar, reunidos en concierto

bajo la grata sombra de los flamboyanes,

aguardando el día que todos esperamos.

JENIFFER MOORE