Sunday, September 04, 2005

VERSOS A MI PUEBLO

Como un pañuelo doblado que se abre

rosa de los destierros,

hace su aparición el día.

No conviene saludar su paso

no sea que nos mire, ojos de sol

y nos perfore el sueño,

o lo que es peor, nos deje

creer ingenuamente en su memoria.

Apenas tuvo hambre, llegó en fiebre,

se hizo de su nombre y de su suerte.

Tuvo razón, cuando afirmó que un día

sería necesario

correr y levantar la tapa

de esta olla que hierve.

Dejar salir, caer, llenar las calles

arrastrar esa herida por las plazas,

arremeter en contra de tus males.

Cómo no entenderte, pueblo mío,

que sufres así, que no te dejan

plantar verdad como árbol, bajo el cielo

y cosechar su fruto, en nuevos días.

JENIFFER MOORE


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