Y el horizonte
en avidez nocturna abre su mano
y la bandada te alcanza con el verso
que lleva mi sangre.
Bébelo despacio, deja que caiga
en cada hueco sin aves,
entorna los ojos cual si fuera brisa
desvistiendo palomas en la tarde. Y déjalo llover
desmesurado, loco, por cada azote
mi espuma,
que su alegría sabe levantarse
darte luna
creer sin importarle cuánto vales
o si la tarde se acaba.
JENIFFER MOORE
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