Todo se va
cuando debe marcharse.
Aún las paredes añejas
a veces escapan
en la complicidad de la noche.
Quebrada, la copa de vino
en el blanco mantel de Febrero
como una minúscula araña
aloja su muerte.
Y gravemente tejo. Mis dedos
corrigen los rumbos del aire.
Son puentes que vencen el viento
abaten temblores nocturnos
cautivan las noches de luna.
Extiendo la tela y descubro
la mano bendita del sol
alcanzando la tarde.
Son los brotes que nacen
en el tronco dormido
aquellos caballos sin freno
brincando en las sombras
montados por ebrios y locos
poetas desnudos.
Jeniffer Moore
4 comments:
Hermoso poema de gran intensidad.
Gracias, Cecilia! por tu paso y tu apreciación.
Un abrazo.
Jeniffer,
Te conheci no twitter e vim conhecer o seu blog e me deparei com uma linda poesia, PRELUDIO. Fiquei contente de conhecê-la.
Beijos.
Tereza Neumann
Gracias Tereza! Un placer concerte.
Beijos
Jeniffer
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